(Comisario Méndez 06) El pecado o algo parecido by Francisco Gonzalez Ledesma

(Comisario Méndez 06) El pecado o algo parecido by Francisco Gonzalez Ledesma

autor:Francisco Gonzalez Ledesma
La lengua: es
Format: mobi
ISBN: 8408045539
publicado: 2011-04-12T22:00:00+00:00


20

UNA CUESTIÓN DE PRESTIGIO

La casa era de narices. Calle tranquila, pocos vecinos, parking vigilado, conserje las veinticuatro horas, jardín cuidado por profesionales, árboles plantados por el propio alcalde cuando la ciudad fue olímpica.

Ventanas con doble cristalera. Toldo en la entrada, como en un hotel de Nueva York. Arquitectura de firma.

Méndez valoró los pisos en seguida. De ciento veinte milloncetes para arriba. Dueños de multinacionales, banqueros recién fusionados, hijos de papá, nenas recién casadas que por cada polvo le pedían a su marido un Porsche.

El país marchaba.

Detenido ante el edificio, Méndez reflexionó un momento antes de entrar, diciéndose que sabía tres cosas: que el banquero Gomara vivía allí, que era el principal sospechoso y que contaba con al menos un par de asesinos a sueldo, factores todos ellos que, si bien se miraba, jugaban en contra de Méndez, aparte de que contra Gomara no tenía prueba alguna. ¿Había algo en favor de Méndez? Sí: que Gomara se pusiese nervioso. Pero si no se ponía nervioso y se limitaba a escucharle con una son-risita irónica, Méndez no conseguiría nada.

Aparte de todo, estaba el hecho de que Méndez sólo sabía una cosa: Gomara estaba vengando a su hija Virgin. Pero nada más; otras cosas seguían siendo un misterio para Méndez. Por ejemplo, ¿qué relación existía entre la infanta Carol y el joven bien vestido que la había visitado en París? ¿Y qué relación existía entre aquel joven y el banquero Gomara? Sólo la casa de los altos de Serrano, ninguna otra cosa. Y Méndez sabía que, de momento, ése era muy poco bagaje para hacer una acusación.

Pero tenía que probar.

Al conserje full-time le tuvo que enseñar la placa, pero no le dijo que era para investigar a Gomara, sino todo lo contrario: era para que él le aclarase unos datos sobre una estafa que le habían hecho a su banco. Arriba en el piso, también le enseñó la placa a una doncellita que le enseñaba las tetas. La doncellita le dijo que el señor Gomara no estaba, que se había ido a cenar a Via Véneto.

El restaurante Via Véneto no está lejos. No está lejos de ningún sitio donde se muevan el dinero y la clase de la ciudad. Lugar que reúne todas las virtudes decadentes (elegancia, discreción, comodidad, silencio), en sus mesas se reparten cuentas de beneficios, altos cargos, cabezadas ministeriales y presupuestos de televisión. Era un mundo completamente ajeno a Méndez, a sus vinos de pajar, sus cazallas de garrafa y sus albóndigas de guardia civil, pero lo único que le tranquilizaba era que allí no se había repartido nunca el culo de un policía soltero. Veremos qué pasa. Hala, Méndez.

Una mesa para un caballero solo. Muy bien, señor. Méndez se acomodó y contempló atónito el desfile sobre las mesas: caviar del Caspio, langostas del Cantábrico, calamares que hablaban euskera y costillitas de cordero nonato. Botellas de Vega Sicilia, de Petrus, de Cháteau Latour y de brunellos vendimiados por Juan XXIII cuando era patriarca de Venecia. Méndez añoró las hogazas de pueblo, las chuletas de buey jubilado y los grandes vinos de tinaja.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.